El mito que encarna el tejido
Al tejer se contempla la vida, la pacífica, la hace alegre y ritual y a la vez, entraña explicaciones como soluciones alternas de la existencia y de los misterios y mitos inexplicables que presenta. Según las culturas, los cultos a las deidades, explican la presencia del tejido como principio de vida. La enseñanza del oficio -tan innato al hombre primitivo- se transmite a través de mitos que encierran el principio de la vida señalando el tejido como la explicación de los fenómenos de la naturaleza, del hombre y la muerte en toda estancia. Donde el pensamiento racional y científico no han nacido es donde surgen más extensas y variadas enseñanzas alrededor de la actividad del tejido. En él se desatan los misterios y leyendas míticas más fantásticas encargadas de aclarar o darle sentido a la existencia del grupo, a sus creencias y costumbres.
Los mitos no son simples invenciones conscientes de un hombre en particular, sino por el contrario, son creaciones fantásticas e inconscientes, provenientes del sentimiento común de un pueblo en el cual cree ciegamente. Es el respeto a algo que le afecta profundamente, convirtiéndose así, en el reflejo vivo de la concepción que tiene un grupo sobre la vida y el mundo en el que vive. En el mito se afirma la realidad, y a la vez, se encuentra toda explicación a los ciclos de la vida corporizados en rituales. De esta manera se forman las divinidades que presiden las diferentes fases y funciones de la vida: dios de la fertilidad, dios de las artes, dios de la pesca. dios de la muerte, dios de las tormentas, entre otros.
La leyenda encierra el mito. La tradición constituye la explicación en forma poética de los relatos de los primeros tiempos de la historia. La leyenda tiene por base un hecho fundamental, histórico, religioso, o filosófico y en ocasiones inspira a la literatura. Durante todos los tiempos ha servido de fuente de inspiración a escritores, músicos, poetas, artistas y tejedores.
Momento solar
El hombre, en su doble estructura corporal y espiritual, crea condiciones especiales para el mantenimiento y la transmisión de formas peculiares; exige organizaciones físicas y espirituales con el propósito de educar. En la educación se origina la práctica del desarrollo de las fuerzas vitales y enseñantes, hace su existencia placentera y armoniosa. De igual manera, en el origen del tejido radica el origen de la sociedad como una de las plantas productora de la materia prima: el algodón, se convierte en parte esencial de la vida.
En la lista interminable de mitos el tejido es el que se asemeja a la creación y destrucción para mantener el equilibrio perfecto. La tejeduría, sin embargo, se relaciona con el origen de las cosas, sin embargo en todas las culturas la tejeduría es una actividad muy importante de la vida, por lo cual tiene profundas connotaciones de orden escatológico, hace referencia a la vida y a la muerte. Y en otras ocasiones sus referentes son las labores textiles, las cuales son relevantes en las actividades de toda cultura. Las tareas textiles nunca han sido consideradas castigo, desde su aparición no exige referencia alguna a sanciones, en cambio simbolizan: origen, reto, concentración.
En la cultura wayuu, wale ‘keru es la araña, la única que enseña a tejer a los wayuu. Wale ‘keru es una artesana que cuando amanecía ya tenía hechos los chinchorros, las mantas, y al preguntarle cómo los había hecho, ella les cuenta y ellos aprenden hacerlo. Wale ‘keru tejía por la noche y al amanecer ya tenía una faja hecha. “Si supieran ustedes lo que tengo en mis manos, que tengo los mejores diseños y yo se los voy a regalar”... “Ustedes creen que yo soy una cualquiera, vengo a observar que no han podido hacer lo que ustedes aspiran”. Para su enseñanza hacía permanecer a las jóvenes en encierro, que le pusieran mucha atención, no miraran a los lados, no se distrajeran pues ella no podía estar enseñando siempre.
Para los Kogis, la Madre Universal es la única poseedora del arte de hilar y tejer. Un huso inmenso es clavado verticalmente en la tierra formando el eje central y pronuncia las palabras: “Esto es Kalvasánkua, el poste central del mundo”... “desprendió una hebra de algodón y con su extremo trazó un círculo para señalar que ese sería el espacio ocupado por sus hijos. En el comienzo de los tiempos la Madre era la única que poseía el conocimiento del arte textil. Comenzó a tejer telas pero no permitía a nadie que mirara en el acto. Cuando los primeros hombres vieron estas telas y preguntaban cómo las había hecho, ella contestaba con evasivas. Pero una noche su hijo Seizánkua fingió estar enfermo y dormido para observar a la madre a través de una rendija. Vio entonces cómo ponía la urdimbre en el telar y cómo tejía. Seizánkua trataba de imitar lo que había visto e hizo una tela. Cuando la Madre la vio y exclamó: “Quién ha estado observándome?”. Pero ya entonces todos los hombres estaban aprendiendo a tejer. Al darse cuenta de que su secreto había sido divulgado regaló dos grandes pelotas de hilo a Seizánkua. Ahora él y su mujer se ponían a tejer pero, a su vez, prohibían a su hijo observarlos. Pero éste ya se había dado cuenta porque entonces en todas partes los hombres ya estaban tejiendo”. Con esta leyenda, el hombre Kogi entra a ejercer un papel preponderante en el mundo del tejido.
En el Ecuador son varias las leyendas que tienen los aborígenes sobre las formas como recibieron la lección del tejido: la elaboración de las pulseras enseñada por la “hija gusano”, las técnicas del hilado y el tejido fue Kaar que les enseñó a los shuar este arte para que tuvieran con que vestirse. En toda cultura tribal el hombre periódicamente reproduce los mitos en rituales y en fiestas con el fin de regresar a las condiciones que existieron en los tiempos del comienzo. Es lo que Mircea Eliade llama el “eterno retorno”. El hombre primitivo esta inmerso en el espacio mítico de lo sagrado, en él engendra todas sus acciones. En los Yekuana, grupo étnico de Venezuela, localizado en el Alto Orinoco, contar un cuento era tejer una cesta, al igual que hacer una canoa, construir una casa, limpiar una huerta, dar a luz, morir. Por lo tanto, el arte de la cestería se convierte en un indicador del crecimiento y la competencia general para un individuo que la utiliza para determinar no sólo su conocimiento práctico sino también su status y su identidad, para el Yekuana, mantener una esposa adecuada, equivale a ser capaz de construir todas las cestas que ella necesita para trabajar.
Momento Lunar
En Grecia las leyendas basadas en la acción de tejer conllevan el símbolo de la paz, de la moral, del amor, de la fidelidad, de la paciencia. Con frecuencia el tejido, en las creencias del occidental, imparte sus referencias, en el momento “lunar”. La historia del tejido como metáfora de luna comienza en Grecia. Allí, surge la historia de Penélope esposa de Ulises, quien cuando “hubo que partir a la guerra de Troya, supo esperar su marido a lo largo de veinte años, asediada por numerosos pretendientes ansiosos de casarse con ella. Cuando estos comenzaron a apremiarla para que se decidiese por alguno de ellos, ideó una famosa estratagema para diferir la elección: les prometió que tomaría marido tan prontocomo terminase la mortaja que estaba tejiendo para el anciano Laertes”. Ella simboliza en el tejido virtudes como la perseverancia, la devoción, la paciencia y la fidelidad necesarias para alcanzar el equilibrio y la elevada a la máxima dignidad. En Penélope se encarna la dualidad, en ese símbolo recurrente del tiempo y el destino, donde la paz y la tolerancia están enriquecidas por la metáfora transcurrida entre el hacer y deshacer, en el día y la noche, en vigilia y sueño, en aspirar y expirar. El tiempo profano de la espera refuerza los sentimientos, su destino del tejer y destejer guarda las ilusiones.
Siguiendo con los mitos griegos Aracne, surge de un cuento popular, ella es “... habilísima tejedora y bordadora, llegó una día soberbiamente a retar a su diosa patrona, Atenea. Aunque está transformada en anciana, trató de persuadirla y de infundirle modestia, Aracne insistió en su reto. Atenea hizo un tapiz representando a los dioses Olímpicos y los castigos que afligen a los mortales que los desafían, respondiéndole Aracne en otro en el que figuraban los amores escandalosos de los dioses. Atenea, encolerizada, le dio un golpe con su lanzadera, por lo que Aracne, humillada, se intentó ahorcar. La salvo la diosa, pero transformándola en araña, el animal que continuamente hila y teje sus telarañas”. En ella el hilo religa este mundo y el otro y a todos los seres, se transforma en elemento lineal en soluciones provocadoras, en superficies exuberantes, y en texturas tersas, brillantes, suaves, lujosas, opacas, livianas, sutiles, llamativas, pesadas, densas, que según las civilizaciones y culturas en diferentes épocas y en diversos lugares, han dado origen a productos tejidos con variadas, ricas y fascinantes propuestas.
Como símbolo destructor del momento lunar del tejido y el destino de los hombres está representado en Las Parcas, ellas habitan un campo tenebroso simbolizando con ello la obscuridad del futuro y de todos aquellos cuya vida iban hilando y cortando. “Las Parcas no atendían los ruegos de los mortales: bordaban, hilaban y cortaban implacablemente. Sólo en una ocasión concedieron el trueque de destinos: cuando Alceste se ofreció a morir en lugar de su esposo Adrneto. En las batallas, Las Parcas decidían si los guerreros heridos debían morir o seguir viviendo. En pintura yestatuas se veía siempre a Cloto con rueca, a Laquesis con uso y a Atropos con tijeras”
tomado de : banrepcultural
0 comentarios:
Publicar un comentario